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jueves, 28 de junio de 2018

Elegía del tren

— Y como todos los años —anuncia Pepe Ramos— la carroza final del Orgullo no es la del servicio de limpieza, sino la de estudios ornitológicos. Porque nadie ha prestado atención a las bandadas de gorriones que se van comiendo el confeti esparcido por el suelo. Tienen mucho peligro.
 — Buenas noches y muchas gracias por venir. El lunes murió mi madre. Una mujer de enorme valor. Aunque no plantó ningún árbol, que yo sepa, terminó dos carreras universitarias (Pedagogía e Historia y Arte), combatió la ignorancia durante decenios desde su puesto de catedrática de instituto, tuvo tres hijos y escribió, junto con otras siete personas, este libro. Si bien no escribió poesía, si redactó una vez, en 1999, el palmariamente poético texto que os voy a leer, sin derecho a antitomatazos, ya que no es mío. Merece mucho la pena ver las fotos a las que alude. Las encontraréis en mi blog, Discursos a los diablos.

Tomo prestado un verso del poeta invitado, Fernando Moreno Goldín: «Ese loco siempre verde tren de mi infancia»

Elegía del tren

Los minúsculos muñequitos pasean tranquilos al borde de la carretera, al pie de las montañas de escayola pobladas de ramitas verdes que la imaginación transforma en árboles, de tono cobrizo como robles enanos, o verdes muy oscuros, como severos pinos. Las casas salpican el paisaje. Son de madera, cuadradas, con dos pisos, tejados picudos, ventanas protegidas por persianas verdes y adornadas con tiestos de flores. Una de ellas es blanca con el tejado negro, otra está construida con tablones rojos y tiene delante de la puerta un pequeño jardín rodeado de vallas de madera, como la que pintaba Tom Sawyer. Los extensos prados de serrín verde ocupan las laderas del monte y en ellos algunas vaquitas del tamaño de una uña pastan apaciblemente.


Numerosas vías de ferrocarril atraviesan todo el paisaje entrecruzándose. Los trenes pasan raudos o lentos. Cuando giran, tienen que atravesar los túneles y salen rezongando antes de llegar a la manga de agua, junto al depósito que alza sobre pilares de madera su ancho tambor cilíndrico, grandioso a pesar de su pequeñez. Un poco más allá se eleva la torre de una mina de carbón cuya enorme rueda gira ruidosa. En el centro de esta fantasía materializada, una estación, con su edificio central de paredes de granito y tejado de pizarra, miniaturiza la de Ávila.



La maqueta se fue construyendo poco a poco, en los años de la infancia, la adolescencia, la primera juventud de los hijos, es decir, en nuestra madurez. El hijo mayor era quien la construía y controlaba; los otros dos se desentendieron al sentirse relegados. Pero nos fascinaba a todos. El tablero para su construcción llegó a ser enorme y ocupaba toda una habitación. Fue posible dedicarle un espacio muy grande porque la casa quedó medio vacía al trasladarnos. El tren, o la maqueta, como lo llamábamos, quedó al principio sobre el suelo y poco a poco se fue poblando de casas, de vías, de carreteras, de montañas, de túneles, de muñecos. Un pequeño mundo feliz que, en las navidades, siempre muy luminosas en aquel gran salón frente al parque, se completaba con el belén de figuras de barro.



Elevar ese tablero sobre caballetes, para facilitar la electrificación y el manejo de "la maqueta", necesitó la colaboración de todos. ¡Era un mamotreto pesadísimo! Pero lo conseguimos. Y "la maqueta" pasó a ser uno de los elementos singulares de aquella casa. Mantuvo su atractivo durante mucho tiempo. Como si fuera un pequeño teatro, se ponían en marcha y se detenían los trenes de mercancías y pasajeros. Podíamos estar tiempo y tiempo mirando aquel remedo de la realidad, como si fuéramos un Gulliver satisfecho y potente con el mundo al alcance de su mano.


Pero pasó la infancia y la adolescencia de los hijos. También la juventud. Estaban ya en la madurez, y los padres, por tanto, empezamos a avistar la vejez. Cuando nos dimos cuenta, el tren se había olvidado hace tiempo. Años estuvo sin que nadie se acercara a él, cubierto con una gran lámina de plástico que, sostenida por unos ingeniosos soportes, impedía que el polvo se acumulara en las vías, los árboles o las pequeñas casas. Muy de tarde en tarde, cuando iba alguno de los hijos, se ponían en marcha sus circuitos. Pero causaba poca expectación. El tiempo era otro.


El final de la maqueta llegó bruscamente cuando la que había sido durante muchos años la casa refugio, la casa almacén, se convirtió en la casa molesta, la casa problemas. Entonces se decidió venderla. Tras largas discusiones, se impuso el sentido común. Estaba para guardar y guardar. Los armarios atesoraban mil recuerdos. Todo el tiempo pasado, como en un sueño real, congelado en objetos: antiguos muebles, miles de libros, cuentos, tebeos, decenas de cuadros, incontables juguetes, cajas rebosantes de papeles, un violín, todo tipo de herramientas, alguna bicicleta, fragmentos de triciclos, balones desinflados... Presidiendo todo aquel universo de recuerdos empolvados, la maqueta.


De trasladar todo este ingente producto de la vida que ya había pasado se encargaría una mudanza. Resultaba tan doloroso como arrancar lentamente la piel. Y, una vez sacado, habría que volver a colocarlo en otro espacio similar. Lentamente se seleccionaron los objetos que se tirarían y los que se conservarían. Las decisiones de cada miembro de la familia desvelaron prístinos sus apegos y  desapegos, aunque los primeros superaron con mucho a los segundos. El pasado era, para todos, venerable.


La maqueta, que se había convertido en una especie de gran fantasma plácido, recubierta de su cáscara impermeable, siempre en su sitio, quieta, muda, sorda, gigantesca, adquirió de nuevo protagonismo. ¿Qué se podía hacer con ella? Se podía tirar, pero para ello habría sido necesario trocearla. Y nadie estaba dispuesto a romper a hachazos aquella delicada recreación de paisaje con tren, expresión de reposo y movimiento, de placidez y agitación, de ansia y felicidad. Alguien pensó que podía dejarse como característica atractiva: «Se vende piso con maqueta de tren incluida. Recree su infancia». Pero no cuajó. ¿Quién iba a comprar un piso con ese elemento? No. Las casas deben tener mesas, sillas, televisiones, bonitas cortinas, sofás tapizados, espejos... ¿Qué pintaba una gigantesca maqueta de tren en un salón? ¿No sería que nosotros éramos unos excéntricos y queríamos demasiado a la dichosa maqueta? También podíamos llevarla con nosotros y plantarla en la nueva casa para que volviese a ser el centro imaginario de esa época juvenil que irremisiblemente había pasado. Pero quizá se convertiría en una presencia molesta. Ocuparía demasiado sitio. Y además nadie iba a tocarla ya. Sería como una esfinge muda y latosa. ¿Merecía la pena conservar así el mayor recuerdo del pasado infantil?



La decisión la tomó su dueño. Su creador le impuso su destino. Utilizó para deshacerse de ella un método muy moderno: subastarla por Internet. Nadie creyó que lo conseguiría, pero todos se equivocaron. El mundo virtual proyectó sobre la vieja maqueta una hermosura renovada y las fotos que se le hicieron para que apareciese en cualesquiera pantallas resultaron espléndidas. Tuvo muchos visitantes. Pujaron sobre el precio establecido varios compradores, y con el mayor postor se cerró el trato.


Y se puso en marcha su final para nosotros. Emprendió un largo viaje hacia el norte. ¡Qué complicado resultó desmontarla! Como en una larga operación quirúrgica de varios días, se fueron deshaciendo lentamente sus engranajes, se desconectaron los cables enmarañados que poblaban la cara inferior, se separaron cuidadosamente los tableros... Hubo que desmontar algunas vías, romper montañas, recoger piedrecillas, arrancar árboles....Todo con el mayor esmero, porque la maqueta debía sobrevivir.


Las cajas de cartón fueron recibiendo las locomotoras, los muñequitos que paseaban por los campos, los rebaños de vacas, la mina, los depósitos de agua, los coches que corrían por la autopista, la estación.... Después de muchas horas de intenso trabajo la maqueta quedó separada en tres paneles, con sus vías bien clavadas al suelo y algún objeto pequeño que no pudo desclavarse. Aunque mantenía su grandeza, había perdido su encanto. ¡Todo parecía tan desnudo! Ahora inspiraba más tristeza que admiración. Resultaba frágil, como un hombre que, operado después de un accidente, mostrase sus fracturas.


Llegó la hora del transporte. Los encargados de llevársela habían estado dos días antes y volvían sabiendo ya la dificultad del encargo. Habían avisado de la endeblez de ciertos elementos si se movían. «Irá de pie» habían dicho. Se les convenció que de esa manera no quedaría nada de lo que estaba tan finamente dispuesto sobre los tableros. Aceptaron que fuera en posición horizontal. ¡Ya era algo! Quedaría malherida, pero no muerta. Había que prepararla para evitar su desmoronamiento.


Y ya muy tarde se dispuso un embalaje casero parangonable a un funeral. Cada una de las tres partes se cubrió de papel que mitigara los embates del viaje. La maqueta quedaba ahora oculta. La masa de papeles de periódico la cubría de un tono negruzco y sucio. Por encima se dispusieron sábanas blancas, mortajas de las fantasías ferroviarias. Se ciñeron con cinta de embalar. Todo listo.


Los tres mamotretos se antojaban catafalcos que portaban cadáveres tras haber sufrido largas autopsias. Asépticos, blancos, mudos, fríos, ocultaban un mundo imaginario que iba a salir sin remisión por aquella puerta. Era un adiós doloroso y perfecto. Una verdadera muerte simbólica.


Los transportistas cargaron muy dificultosamente con cada uno de los féretros. Mientras los veía desaparecer, algo por dentro me decía que escribiese unas líneas. Al menos retendría el recuerdo a través de palabras. Los símbolos que iban y venían eran tan explícitos que no merecían  analizarse.

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De esta sesión me gustaron especialmente:
  • Soneto a Luisa, de José Luis Álvarez Gallego;
  • Lo esencial, de Sara Zapata; y
  • el de Pablo Cortina sobre la muerte de inmigrantes.

jueves, 21 de junio de 2018

Monstruo / Fugacidad / Invócame

— Nuestro próximo poeta —explica Pepe Ramos— que sobrevive a base de coulants, helados y trenzas de hojaldre del Mencabrona, ha cosechado un gran éxito con un manual de cocina ortoréxica, en el que se explica detalladamente cómo guisar cualquier cosa que no proyecte sombra sobre el suelo. Os dejo con el creador de la cocina por inducción reiki, Daniel Romero.
 — Buenas noches y muchas gracias por venir. El primero, en eneasílabos, una métrica muy rara que suena ominosa y descabalada, a tono con la figura central. El primer verso es también el título de una película.

            MONSTRUO

Frankenstein desencadenado
arrasa Congreso y Senado.
Formado con trozos de muerto
anticipa un futuro incierto.
Derriba al jefe de corruptos
en medio de sus exabruptos,
mas mantiene sus presupuestos,
que ayer tildaba de funestos.
Teje insólitas alianzas
para continuar sus andanzas.
De este patio de Monipodio
se aguarda el siguiente episodio.
Aunque les parezca ridícula
¡muy atentos a la película!

  1 de junio de 2018

El segundo trata sobre ese esperado episodio. Aprovecho para citar un verso del poeta invitado, Álvaro Guijarro: «El carácter se vio dominado por la...

FUGACIDAD

A Máximo Huerta
le muestran la puerta.
Récord absoluto
de ministerial
quitar y poner
por su disoluto
proceder fiscal
de echar a correr.

Porque si te nombran
por regenerar
y al poco se asombran
con tu defraudar,
ya mismo te vas:
no puedes durar
ni un minuto más
en este selecto
comando insurrecto
que el hurto combate.

¡Lárguense bien lejos,
él y sus manejos,
sin mayor debate!

  13 de junio de 2017



Y el último no se puede entender, pero creo que sí se puede captar.

INVÓCAME

Llámame viento.
Llámame lluvia.
Llámame océano.
Llámame árbol.
Entra en el fuego.
Abre tu boca.
Llena tu pecho
con ese grito
que sabe a hierro,
a tierra firme,
colores nuevos,
tibia esperanza,
luz sin espejos,
flor de tifones,
campo de témpanos,
olas gigantes
a barlovento,
cruce de mares,
baile de piélagos,
haz de relámpagos,
fuerza de cielos.

  2 de junio de 2018

De esta sesión me gustó especialmente Crecí en Viña Jam, de Víctor Moratalla, aversión de Crecí en los 80, del Reno Renardo. También Hombres G, de Toni Tonelada , y el de Liberto sobre el amor no correspondido, así como la presentación que Pepe Ramos hizo del propio Víctor: «Hoy, que tenemos más culinaria la noche de lo habitual, contamos con la intervención de un poeta adorador de la pizza, la 5ª tortuga ninja, que por razones de presupuesto se eliminó del metraje final: ¡Víctor Donatello!»

jueves, 14 de junio de 2018

Torcedura / Variedad / Apocalipsis

—  Y ahora —explica Pepe Ramos, por fin recuperado un hombre que, dado sus méritos en defensa de la imparcelabilidad del país, ha acabado portando la cartera de lendakari de los paísos catalanes andalusíes
— Una gran alegría verde de nuevo por aquí, Pepe. Buenas noches y muchas gracias por venir.

Sobre el favorito tema,
cada semana un poema.

Este es sobre la renuncia del nuevo presidente de Cataluña a insistir en lo insostenible. Como siempre que hablo de algo, en mi blog tenéis el enlace a la noticia.

TORCEDURA

El atorrante
de gesto insulso
pierde su pulso
desafiante.

Los consejeros
encarcelados
son retirados
sin muchos peros.

La gran firmeza,
dura entereza,
tuercen el brazo
de ese pelmazo.

Sus expresiones
de displicencia
muestran la ausencia
de convicciones.

Siga ladrando,
fraude ridículo:
un nuevo artículo
se está fraguando.

  29 de mayo de 2017

La semana pasada me preguntaba Claudio Lier, admirado de que nunca me repitiera, si había llegado ya a los mil poemas. Más que eso.

       VARIEDAD

Tengo poemas incontables:
heroicos y miserables,
pesados y apasionantes,
sensatos y delirantes,
mágicos y terrenales,
místicos y mundanales,
cortos y muy prolongados,
de los temas más variados.

Como el resfriado graves,
como la gravilla suaves,
de la más triste alegría,
de la más gruesa ironía,
de pasión arrebatados,
por el tedio traspasados,
de una lógica aplastante
y un sinsentido rampante.

Entre tamaño conjunto
entenderéis fácilmente
que escoger cumplidamente
algo que os pueda gustar
es tan complicado asunto
como galaxias contar.

  17 de mayo de 2018

¡Y siguen ocurriéndoseme! Ayer mismo uno sobre Urdangarín y otro sobre Huerta. Y esta tarde len la ducha, la mitad de otro sobre Lopetegui. Es demasiado...

En mi blog, a cada uno de los diecinueve adjetivos anteriores tenéis enlazado un poema que lo ejemplifica.

Para algunos este último se quedará un poco corto. ¡Que se fastidien!

APOCALIPSIS

Y la tierra se agrietó.
Y el cielo se oscureció.
Y enormes truenos se oyeron.
Y relámpagos cayeron.
Sangre llevaron los ríos.
Helaron sudores fríos
a todos los biempensantes,
ya cercanos o distantes.
Y sonaron las trompetas.
Y callaron los poetas.
Fuego y azufre candente
hicieron España trizas:
solo dejaron cenizas,
y Sánchez fue presidente.

  2 de junio de 2018

jueves, 7 de junio de 2018

Revelación II / Pluriempleada / Posturas

— Estoy de exámenes —explica el presentador accidental Álvaro Bueno y tengo poquísimo tiempo. Por eso me gusta que alguien venga a contarme de forma especial algunas noticias en octosílabos: ¡Daniel Romero!
 — Vamos con ello. El primero no está en octosílabos, pero los siguientes sí.  El 14 de mayo de 2015 escribí uno preguntándome qué era Podemos. Concluía que faltaban datos para determinarlo. Ahora sobran. Su comienzo remeda el saludo cartujo para reflejar la inevitabilidad.

  REVELACIÓN II

¿Qué era Podemos?
Ya lo sabemos:
telenovela
de basta tela,
melenas raras,
nido de caras,
de nepotismos
con dramatismos,
de liderazgos
con padrinazgos,
de luchas sordas
y trolas gordas,
de decepciones
grandes, sangrantes.
Sin soluciones,
inoperante.

  22 de mayo de 2018


El segundo se hace eco de investigaciones que el Consejo General del Poder Judicial está llevando a cabo sobre las extrañas actividades de una del gremio. Como siempre que hablo de algo, en mi blog, Discursos a los diablos, tenéis el enlace a la noticia. Si no la habéis oído, no os la perdáis, porque el poema no recoge algunos detalles que son de tirarse por el suelo. 

   PLURIEMPLEADA

Además de a las sentencias
se da a las ocultas ciencias
la magistrada lucense.
Que nadie torcido piense:
no es mero de lucro afán.
Se gana muy bien el pan
con la nómina mensual.
Si te hace la carta astral
o te echa arcanos mayores,
o pronostica dolores
con su bola de cristal,
no busca sacar dinero,
sino ayudar con esmero
al pobre necesitado
de consejo espiritual,
pues si te ha sido otorgado
este don de la videncia
y no le sacas partido
del modo más socorrido
para al prójimo asistir,
la más amable conciencia
no te dejará dormir.

  31 de mayo de 2018

Y el último tiene dos partes, que recitaré con voces diferentes.

    POSTURAS

             I

Esta moción de tortura
es una total locura.
Un hervidero de saña.
Una afrenta para España.
Una alteración del clima
para que azoten la cima
las tormentas más indignas
de equivocadas consignas.
Un despropósito agudo.
Un grito de rabia mudo.
Una patada en la arena.
Una verdadera pena.

              II

Apoyamos sin fisura
esa moción de censura
para apartar del poder
a expertos en corromper
personas e instituciones,
del robo los campeones,
paladines del cohecho,
del deseo insatisfecho
de defraudar a mansalva
hasta partir a criar malvas.

  25 de mayo de 2018

De esta sesión me gustó especialmente El arte de convalecer, de Pepe Ramos, al que me alegró enormemente volver a ver por la sesión, y en forma. También:
  • el primero de Diego;
  • el segundo de Alberto Rivas sobre hacer el poema como hacer la cama; y
  • el primero de Liberto sobre los niños.