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martes, 24 de octubre de 2017

Visión / Tocado / Maldición

— Buenas noches y muchas gracias por venir. El primero no es metafórico, sino profético. Una profecía que se cumplió, por cierto. Aun así no se entenderá. Paciencia...

                 VISIÓN

Algún día mis manos se librarán de estigmas.
Hallarán el camino hacia su curación.
Serán por fin resueltos los oscuros enigmas
que las sumen ahora en rabia y frustración.

Se limpiarán de sangre sobre ellas derramada
por pecados terribles de dura confesión,
máxime cuando ahora prosiguen ignoradas
la fecha y la natura de tamaño baldón.

De los ojos escamas caerán y verá el ciego.
El intelecto al fin el mal comprenderá.
Se humillará cruelmente el orgulloso ego
por no haber intuido lo que claro leerá.

Y regresará todo a su lugar exacto.
Los años de zozobra habrán sido un mal sueño.
Pasará la armonía de la potencia al acto
y de mi piel mi cuerpo volverá a ser el dueño.

     10 de febrero de 2014

— Nadie lo entiende ¿verdad?
— ¿Qué significa "entender"? —pregunta Rafael Carvajal.
— Ser capaz de explicarlo.

[silencio del público]

A este respecto una cita del grandísimo poeta norteamericano John Ashberry, recientemente fallecido. ¿Alguien sabía de su existencia?
— ¡Sí!  —salta Rafael Carvajal. Y recita unos versos en inglés.

Ya somos uno. La cita dice así: «La principal preocupación del poeta es dar vida a la obra de arte de tal manera que resulte imposible intentar explicarla» Vaya peligro que tenía el tipo...



El segundo también es profético, de hace dos años, y también se está cumpliendo. Como sabéis, ahora estamos en el escenario 1 de contaminación. Mañana, el 2, y las perspectivas para los próximos días son bastante malas.

      TOCADO

Boina tenemos encima
de suciedad concentrada.
No solamente da grima;
incluso provoca arcadas.

Se ha prohibido realizar
al aire libre ejercicio,
pues supondría tal vicio
como a diario fumar.

Los vehículos no pueden
sobrepasar los setenta
cuando por la Calle Treinta
su masa de metal rueden.

La restricción no sorprende:
con estas temperaturas,
sin pensar en las facturas,
la población, que no aprende,
calefacciones ha puesto
cual Siberia fuera esto,
lanzando al aire montones
de gases contaminantes,
venenosos e irritantes
para los tiernos pulmones
de los pobres habitantes.

Y esto es el principio solo:
como continúe así,
cuando nada llueva aquí
y el frío sea del polo,
por un mínimo respeto,
para poder respirar,
se impedirá por completo
a los coches circular.

  12 de noviembre de 2015



Y por último, otro profético, de 2016 que también se está cumpliendo, y que se entiende. Porque yo profetizo en verso, como Nostradamus, pero el tío no solo lo hacía en latín, sino que era de un alambicado que pa qué. Como muestra, su más célebre cuarteta:

El león joven vencerá al viejo 
en combate singular en el campo de batalla.
En la jaula de oro perforará sus ojos.
Dos heridas en una, una muerte cruel.

Alude a la muerte de Enrique II de Francia tras perforar una lanza su yelmo dorado. ¿Alguien lo habría adivinado?

[silencio del público]

Pues eso.

  MALDICIÓN

Maldigo a esos canallas
que se saltan las vallas
de la ley y el Derecho,
que emplean el cohecho
como yo los zapatos,
para ir a todas partes
luciendo malas artes.
Que compran muy baratos
favores y terrenos,
que saquean sin frenos
a las instituciones,
caterva de ladrones
maestros en engaños,
en fraudes y en apaños,
en negar la evidencia
contra toda prudencia.

¡Yo os maldigo, bandidos!
¡Todos seréis cogidos,
juzgados y entrullados
por tiempos prolongados!

Y lo mejor de todo:
hallaremos el modo
de rastrear el dinero
que nos habéis quitado
para que vuelva entero
a los necesitados.

  14 de abril de 2016

Esto a propósito de la condena de la cúpula de la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Ya son 80 los directivos condenados y muchos han tenido que devolver fuertes sumas. 

De esta sesión lo que más me gustó fue la canción de Jules. Qué partido sacó con su voz a una guitarra tan pequeña y tocada de forma tan simple. También me gustó la apreciación de Rafael Carvajal:

 — Yo te quiero, Rafael  —dice Boadicea desde el escenario.
 — Tú me quieres... debajo de un camión  —replica el aludido.

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