LABIA
¡Promesas! ¡Vanas promesas!
¡De humo sin fuego pavesas!
¡Penosas plantas sin flores!
¡Arcoiris sin colores!
Prado sin de hierba brizna.
Blanco tizón que no tizna.
Fútil pozo de deseos.
Esperanza de los feos.
Estrépito sin las nueces.
Panes huérfanos de peces.
Paredes sin edificio.
Restaurante sin menú.
Un esquimal sin iglú,
de prometer dado al vicio,
pero nada a la virtud
de cumplir lo prometido.
Nunca más prestaré oído
para que sea mordido
por esa boca sin dientes
que encandila a tantas gentes.
¡Una vez es suficiente!
28 de septiembre de 2017
El segundo no lo entenderán ni las que practican lo que dice. Para demostrarlo prometo pagar una cerveza a la primera que hoy me lo explique correctamente.
ALIANZA
La feminista
que sea tan lista
de darse cuenta
que no es afrenta,
que es compatible,
nada terrible,
el propio encanto
de tanto en tanto,
con la postura
arisca y dura
que adopta el gremio,
merece un premio.
9 de agosto de 2017
[ninguna se ofreció a explicarlo; una cerveza que me ahorro]
Y el último sí que va sobre Cataluña, y sí que se puede entender, pero solo cuando se escucha el último verso, de modo que atentos.
RADIOACTIVIDAD
[Poema retirado de este blog al incluirse en el libro "El proceso... y tentetieso"]
30 de octubre de 2017
De esta sesión me gustaron:
- el segundo de Pilar del Castillo;
- el ecológico de Marta Guillamón;
- los aforismos de Álvaro Bueno y el de en aquella época éramos unos animales.
En la introducción de su libro "Para combatir esta era", en el que aborda la necesidad de robustecer el humanismo frente a los nuevos fascismos, el ensayista holandés Rob Riemen recoge unas observaciones que, ya al final de su vida, hizo Federico Fellini sobre el breve tiempo en que anduvo metido en las juventudes fascistas italianas. «El fascismo siempre surge de un espíritu provinciano, de una falta de conocimiento de los problemas reales y del rechazo de la gente —por pereza, prejuicio, avaricia o arrogancia— a dar un significado más profundo a sus vidas», apuntaba el director de cine italiano y, más adelante, observaba que «no puede ser combatido si no reconocemos que no es más que el lado estúpido, patético y frustrado de nosotros mismos y del cual debemos estar avergonzados».
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