- ¡Al decir eso no me mires a mí! - pide Carlos Salem.
- ¡Que no! Ya he dicho que va por Álvaro Mutis.
TORRE
Has empezado a subir sin darte cuenta,
ganando experiencia peldaño a peldaño,
viendo paisajes maravillosos por cada aspillera.
A medida que asciendes,
el esfuerzo es mayor:
jadeas y sudas,
pero el cuerpo todavía responde.
Cuando llegas arriba,
el panorama te corta la respiración:
contemplas tus amores apasionados,
tus amistades fieles,
tus hijos felices
o tus éxitos académicos y laborales.
Parado en la cima de la torre
notas que algo va mal:
la argamasa comienza a desprenderse.
Cae al vacío una piedra pequeña.
Después, otra más grande.
No es un terremoto:
ningún árbol de los que ves se mueve,
ni tiemblan otras torres de tu entorno.
No, algo le pasa solo a la tuya:
uno a uno se hunden los escalones;
ya no puedes bajar.
Grietas implacables se abren en las paredes.
Secciones enteras del muro se desgajan,
y sin embargo, la plataforma donde asientas tus pies
no se altera.
Al final quedas flotando en el aire,
frágil llama,
esperando el golpe de viento
que te extinga definitivamente.
14 de septiembre de 2013
El segundo lo dedico a todos los que estamos aquí.
ÚNICOS
Todos somos únicos.
Traza simplemente un círculo con tu mano.
Nadie hará el mismo círculo, en el mismo espacio.
Nadie desplazará las mismas moléculas de aire,
ni de la misma manera.
Nadie pensará lo mismo mientras lo traza.
Nadie, una vez trazado,
cuando se levante
y dirija sus pasos hacia la salida,
pisará exactamente los mismos centímetros cuadrados de suelo
ni tomará, ya en la calle,
el mismo rumbo.
14 de septiembre de 2013
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