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martes, 18 de noviembre de 2014

Clase / Eficacia / Cuestión

Buenas noches y muchas gracias por estar aquí.

Empiezo con atentado
contra el maestro Machado.

Todos conocéis Recuerdo infantil, que empieza así:

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

Deformo el primer verso para empezar...

        CLASE

La lía parda la tarde
con la formación podrida.
Y la mañana. Y la vida,
pues la cosa está que arde.

¿Cómo vamos a montar
esa nueva economía
del conocimiento al día
si no paran de robar?

Empresarios, sindicatos,
profesores numerarios,
pupitres, abecedarios...
¡Aquí defrauda hasta el Tato!

Tres de cada cuatro cursos
que revisó el Tribunal
de Cuentas estaban mal:
mostraban claros abusos:
alumnos inexistentes,
rúbricas falsificadas,
materias evanescentes,
evaluaciones trucadas...

Mientras tanto, los parados
sin poder incorporarse
a puestos muy demandados
que les requieren formarse.

Sus niños, hambre pasando;
la coyuntura, cayendo;
el país entero, sufriendo;
los indignos, afanando.

A esta situación atroz
remedio hemos de poner.
Sin más tiempo que perder
reclamo de viva voz
que se enseñe realmente
lo que demande el mercado;
se controle eficazmente
que el curso se ha efectuado;
se examine a los alumnos,
se inspeccione con rigor.
¡Nos llegó por fin el turno
de exigir algo mejor!

   13 de noviembre de 2014


Y hablando de...

       EFICACIA

Opina Gimferrer que el castellano
ha perdido eficacia poética.
Discrepo radicalmente.

Cada semana lo veo armar
poemas afiliados como espadas,
que hienden sin esfuerzo el vasto magma
de ideas, sentimientos y temores.

Parece increíble,
pero casi todas esas hojas
no se guardan en ninguna armería
y el tiempo las oxida y desintegra
a velocidad aterradora.

Solo puedo entender
tal injusticia, tamaño genocidio,
si es necesario para que esas hojas
vuelvan a brotar en nuevas manos,
bajo otras formas,
en distintos labios
y con diferentes aleaciones,
para rasgar las densas capas
de la rutina, la repetición y el tedio,
y brillar con fulgores nunca vistos.

   17 de noviembre de 20l4



Y por último, un enfoque diferente de un tema que ya trató Rubén Darío en el poema de Abrojos que empieza "Puso el poeta en sus versos":

              CUESTIÓN

Para mi única amada escribí una poesía
en la que derramé las joyas más preciadas.
Le inyecté centenares de auroras boreales,
el brillo de los astros al despuntar el alba,
las luces de crepúsculos por el viento mecidos,
la espuma de las olas sobre doradas playas,
juguetones delfines en aguas transparentes,
verdes colinas plenas de sol y de abundancia,
el correr de gacelas al compás de la brisa,
árboles centenarios de muy floridas ramas,
el susurro del bosque después del aguacero,
y el cálido lamento de mi alma enamorada.

- Muy bonita - dijo - Pero ¿es verdad?
- No - contesté - Es belleza.

   24 de octubre de 2014

- He leído algo así recientemente - dice María Helena - Verdad y belleza. No me acuerdo porque tengo una memoria de pez increíble, pero iba de eso.
- Verdad, bien y belleza: las tres categorías clásicas. 
- Estoy de acuerdo. Lo que es verdad, es verdad, y no tiene por qué ser bello. Y lo que es belleza, es belleza, y no tiene por qué ser verdad.

De esta sesión me gustaron muchos poemas: Mosca, de Tania; el de María; el de las tenis a ocho mil vatios, de Álex, el segundo de Violeta y La noche en que sí perdí un momentillo para acordarme de ti, de Karim Chergui.

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