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sábado, 5 de enero de 2013

Progreso / Carne / Loca

Buenas noches. Gracias por estar aquí y bien venidos a 2013, que puede no ser tan malo como se teme. Quería introducir el primer poema que voy a leer con una cita de Almudena Grandes: "La felicidad es la mejor manera de resistir".  Está inspirado en la canción El progreso de Roberto Carlos y es una especie de carta a los Reyes Magos, pues nos encontramos en la época:



              PROGRESO

Si el progreso
fuera progreso
morirían cada vez menos niños de hambre;
trabajarían cada vez más personas;
los bosques siempre estarían
ganando terreno a los desiertos;
el mar contendría cada vez menos metales pesados;
se estarían incrementando las especies de pájaros;
se derribarían los muros de las fronteras;
descenderían constantemente las ventas de armas;
fallecería cada vez menos gente de enfermedades curables
y las incurables dejarían de serlo;
la población mundial se iría reduciendo
hasta llegar al número que realmente puede sostener el planeta
sin esquilmarlo;
el producto interior dejaría de ser bruto
y se computaría la felicidad.

¡A ver cuándo empezamos a progresar!

   23 de diciembre de 2012




        CARNE

El carnicero
corta despacio la carne
en tajos pequeños,
cuidados cubos rosados,
blandos dados de proteína.

Los pesa
y la báscula marca exactamente
lo que le he pedido:
trescientos gramos.
Él no se sorprende;
ya lo sabía.

Esta noche
comenzará esta carne
a formar parte de mi carne,
a nutrir a mis células,
a construir las nuevas, que reemplazan
a las que por cientos perecen
cada minuto.
Ternera, matarife, carnicero:
gracias

       6 de junio de 2006






A mi madre
      LOCA

Mi madre está loca.
Pero es una locura tan extraña...

Tararea por la calle,
saluda a los niños,
va leyendo los rótulos de las tiendas...

Le molestan las rodillas,
pero no se queja, no gime, no grita,
solo tuerce el gesto
en una mueca de dolor.
Para saber por qué, hay que preguntárselo.
Entiende todo lo que se le dice,
pulsa el botón del ascensor que se le indica,
come todo lo que se le ponga por delante,
asalta las ollas frías,
ante las pastelerías, se para extasiada,
pero no es capaz de hacerse entender:
su discurso, de palabras correctas
si se toman aisladamente,
carece de sentido conjunto.

Y sin embargo, cuando sus cálidas manos
acarician mi desnuda cabeza,
siento que de ellas fluye el amor puro,
incondicional, incontaminado,
que no espera nada a cambio,
que no se exhibe ante nadie,
que no piensa en el pasado, ya borrado,
ni en el futuro, porque no puede concebirlo.

Un amor absolutamente sincero,
sin precauciones ni subterfugios, 
sin tensiones ni miedos.

Un amor como nunca he conocido
ni volveré a experimentar.

  23 de diciembre de 2012 


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