Buenas tardes y muchas gracias por venir. Dejo para el sorteo uno de mis poemas secretos. Impreso, pero firmado de mi puño y letra. Ceñido con una cinta del color de la noche. Y para corporeizar el primer poema, esta pulsera casi negra, salvo una línea zigzagueante.
Me apetecía leerlo porque mi sobrinita de cinco años acaba de sobrevivir a una peritonitis, que se le produjo por falta de diagnóstico de una simple apendicitis. Se lo dedico a Emma, que no sobrevivió, pese a que sus padres, cada vez más desesperados, la llevaron hasta en tres ocasiones a urgencias. A partir de las once de esta noche tendréis en mi blog, Discursos a los diablos, el enlace a la noticia y los poemas.
ÁNGEL
Algunas veces el ángel de la muerte
te roza con sus alas.
Ha examinado tu vida toda entera
y optado por dejarla.
Su aliento ha congelado tu epidermis
de lo cerca que pasa,
y tu respiración se ha detenido
hasta volver la calma.
Se disipa el peligro mientras laten
tus venas desbocadas,
y percibes cuán frágil es tu vida,
cuán leve y delicada.
La valoras muchísimo más que antes,
con tu nueva balanza,
y notas que es lo único que tienes,
es decir, casi nada.
Budapest, 1 de septiembre de 2013
Este otro es de 2015 y ver el otro día en el metro el último verso (foto
en mi blog) me dio ganas de recitarlo. Trata de cómo cambian las cosas
con el tiempo y abarca unos dos mil quinientos años. Empieza con
Mercurio, el dios mensajero, llamando a la puerta.
ERE
¡Salve, insigne Cupido!
¡Te anuncio tu despido!
La Venus Afrodita
ya no te necesita
para juntar amantes
con métodos de antes,
y menos si son flechas,
que nunca van derechas.
En páginas de citas
invierte ahora Afrodita:
un sistema moderno
para el anhelo eterno
de encontrar al amado
y quedarse a su lado.
Si tienes intenciones
de seguir trabajando
y acaso estás dudando
sobre el empleo oportuno,
te recomiendo uno:
¡ser piloto de drones!
27 de julio de 2015
Y ya que estamos metidos en harina…
DIOSES
El alba colorea las riberas.
Oro y carmín refulgen en la orilla.
Mercurio se levanta de su silla.
Se ve detrás de Marte la cimera.
Dionisio se abalanza embravecido
contra las ciegas flechas de Cupido.
Hera preside el divino consejo.
Da la palabra a su miembro más viejo.
Las musas néctar escancian en copas.
La brisa se desprende de sus ropas.
Eolo no vacila en deshacerse
de vientos que no quieren someterse.
Hefesto truena con su voz de maza.
Soberbia resplandece su coraza.
Desprecia a los humanos insolentes
que le vienen con súplicas dolientes.
«¡Que los destruya un rayo de tu mano!»
a Zeus pide sin pensarlo mucho.
«Se ve que en gobernarlos no eres ducho»
le responde el divino soberano.
«¿Quién nos ofrecería libaciones?
¿Quién los sagrados templos llenaría?
Dejémoslos sufriendo en su agonía.
Resolvamos mejor nuestras cuestiones»
23 de febrero de 2019
De este micro abierto me gustó especialmente la canción de Amauri Muro a su abuelo.
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