Buenas tardes y muchas gracias por venir. Dejo para el sorteo uno de mis poemas secretos. Impreso, pero firmado de mi puño y letra. Ceñido con una cinta del color paradigmático de las colinas. Para corporeizar el primer poema, este espléndido collar, con elementos de auténtica madera. Y para celebrar que mi blog, Discursos a los diablos, ha sumado otras cinco mil visitas, superando las ciento diez mil, este ejemplar de mi segundo poemario, El proceso y tentetieso. Voy a hacer lo siguiente: me quedan veintitrés. Los venderé a cinco euros (precio que me hace perder dinero), y cuando los acabe, editaré Poemas secretos, y a quien me traiga un ejemplar de El proceso..., le daré gratis otro de Poemas secretos.
PERSPECTIVA
Escribir un poema a lo que pase;
a cualquier situación darle la vuelta;
recoger del torrente cualquier frase
y hacer por siempre que deje de estar suelta;
encontrar en el cotidiano flujo
de aconteceres varios y anodinos
alguno que produzca tal embrujo
que altere para siempre los destinos
de hechos al olvido destinados,
a disolverse en nada condenados,
te hace cambiar la vital perspectiva:
la vida pasa, pero ya no es pasiva:
con su transcurso deja en tus orillas
elementos de preciosas maderas
que, si bastante esperas
y tallas con destreza refinada
por años de paciencia entusiasmada,
pueden dar maravillas.
25 de julio de 2015
Madrid ha pasado de 400.739 árboles en 2019 a 322.323 en 2023.
CIUDAD
Emerge la capital
de una sucia niebla rosa.
La polución espantosa
le da este aspecto infernal.
Veneno para el pulmón
del desgraciado urbanita.
Como el comer necesita
menos contaminación.
Con esos gases nocivos
soltados a toneladas,
pocos quedaremos vivos
en cuanto vengan mal dadas.
Pero las autoridades
no cumplen su obligación;
no usan sus capacidades
en bien de la población.
Desean favorecer
a grupos determinados
sin un instante creer
que hay muchos perjudicados.
Por eso deben dejar
de regir nuestro destino
y por otros con más tino
los tenemos que cambiar.
25 de febrero de 2023
LA MUJER DEL ÁRBOL
Hace años, bajo este ciruelo rojo,
vivió durante meses una mujer
joven, negra, pobre e inmigrante.
Cubrió de cartones el murete
que rodea el tronco
y así se construyó un habitáculo,
como una larva de mariposa.
Pasó en él un invierno.
A la primavera siguiente
la desalojaron:
un día el árbol apareció con sus hojas rojas,
pero desnudo,
despojado de su insólito habitante,
sin la presencia que abrigaba sus raíces.
No sé qué fue de ella,
si encontró trabajo
y pudo empezar a vivir
en una casa normal,
extrañando sin duda la vegetal,
o si tuvo que volver a su país.
Pero cada vez que paso por allí
me acuerdo de ella
y me pregunto en cuántas mentes habrá quedado su recuerdo
y cuándo se desvanecerá de todas.
14 de agosto de 2013
De este micro abierto me gustó especialmente la canción de Lee Squires.
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