Calentón / Estafadores / Reacción

Buenas tardes y muchas gracias por venir. Dejo para el sorteo un poema. Impreso, pero firmado por mi mano. Esto ocurrió la semana pasada.

   CALENTÓN

Una trifulca se gesta
que puede arruinar la fiesta
del triunfo electoral
en la infeliz capital,
pues el gestor veraniego
de redes se puso ciego
de aguardiente o de cazalla
y se pasó de la raya,
tildando de «acojonado»
al líder anaranjado
y lindezas similares,
propias de barras de bares.

Pero que nadie se alarme,
no vayan a estropearme
mi ajustada predicción:
es todo pura actuación;
veremos dentro de poco
cómo se desplaza el foco,
se reconduce el pactar
y pelillos a la mar.

  4 de julio de 2019

Uno cosmológico

ESTAFADORES

Gran error encomendarles
la tarea de entender
cómo llegamos a ser
lo que somos actualmente:
tras años de trasegarles
importantísimos fondos,
esta atrabiliaria gente,
estos físicos sabihondos,
que piden instalaciones
de innumerables millones,
no comprenden casi nada.
Ya sé que es muy complicada
la caza de la partícula,
pero resulta ridícula
la explicada cantidad
de toda la inmensidad
del cosmos que nos rodea.
¡Tan solo el cinco por ciento!
Váyanse haciendo a la idea
de que o se dejan de oscuras
materias y caras duras
o se les acaba el cuento.

  30 de junio de 2019

Esto es cierto: los físicos solo entienden, y no del todo, el 5 % de lo que forma el universo, la llamada materia ordinaria. El 27 % se considera materia oscura, lo que quiere decir que no tienen mucha idea de lo que es. Y el restante 68 %, energía oscura, lo que significa que todavía tienen menos idea.

Y por último, algo que sucedió hace ya varios años, pero que sigue siendo muy actual.

     REACCIÓN

Un beso en el King Burger
de jóvenes amantes
propició la indignada
riña del vigilante:
«A hacer eso a otra parte;
aquí hay niños delante.»
Todo porque los pobres,
los dos apasionados,
eran justo dos hombres,
que, al verse rechazados,
muy firmes se dijeron,
«Esto así no se queda.»,
y derechos se fueron
a la comisaría
para que al vigilante,
réprobo intolerante,
le dieran cuanto antes
lo que se merecía.

No contentos con eso
montaron un exceso:
¡la olimpiada del beso!
La semana siguiente
atestaron de gente
el local del suceso:
docenas de parejas,
todas homosexuales,
besándose en la boca,
ajenas a las quejas
de pocos comensales.
Y los demás clientes,
que algo ya sabían,
con alegría loca
a rabiar aplaudían.

  13 de diciembre de 2014

De este micro abierto me gustó especialmente la canción de Camilo Crespo.