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jueves, 12 de enero de 2017

Insultos

— Como en el siglo XIV o XV había juglares [en realidad son anteriores, de la Europa medieval; hay testimonios que datan de siglos previos al XI] —dice Manuel, sustituto temporal de Pepe Ramos— nosotros tenemos a nuestro cronista oficial: ¡Daniel Romero!
— Buenas noches y muchas gracias por venir. Voy a leer solo uno, a propósito de las declaraciones de Dastis: «El Gobierno no ha expulsado a nadie y los jóvenes que se marchan al extranjero a trabajar muestran inquietud y amplitud de miras. Irse fuera enriquece.» Llueve sobre mojado. Vienen después de lo que dijo la secretaria general de Inmigración y Emigración: «La emigración se debe al impulso aventurero de la juventud.» Y de lo que afirmó Fátima Báñez, llamando a esta marcha «movilidad exterior». A primera vista parece incomprensible que machaquen así a gente que no les ha hecho ni les puede hacer nada. Os voy a explicar por qué: es una estrategia en tres pasos. 

Primero se expulsa a los que tienen mayor capacidad de cambio y movilización. 

Después se les niega en la práctica el derecho al voto: del 30 % de los residentes en el exterior que votaron en las elecciones de 2011 se ha pasado a solamente el 4 % en las de diciembre de 2015, por lo complicado del voto rogado. 

Y para rematar la faena, se ningunea su indeseada situación para desactivar su potencial reivindicativo. 

Así las cosas, la mayor preocupación de los nuevos partidos debería ser instaurar un sistema de voto telemático sencillo y seguro, como el que van a implantar en la Asamblea de Madrid.

     INSULTOS

El ministro de exteriores,
jefe de la diplomacia,
destila muy poca gracia
y nos muestra sus peores
instintos cuando proclama
que los jóvenes exclaman
«¡Me voy a trabajar fuera,
donde una empresa me quiera!»
por internas inquietudes
o de miras amplitudes.

Decir que eso abre la mente,
que enriquece, que es deseable,
es embuste miserable,
hiere intencionadamente.

Es de temer que este hombre,
si tiene que negociar
un tratado, nos asombre
con una guerra iniciar.

Nuestros jóvenes se van
porque no tienen futuro
en esta tierra de duro
rostro y osado barbián.

Aunque hay que decirlo todo:
aquellos que se han marchado
a su suerte abandonados
no quedan de ningún modo.

Si les hubiera ido mal
se habrían apresurado
a regresar, bien frustrados,
a la casa paternal.

Si siguen fuera es cobrando
el doble o triple que aquí,
y mucho mejor así
que en España suspirando.

Pero se han ido obligados,
por pura necesidad,
por nuestra incapacidad
para empleos adecuados.

Y de nostalgia están llenos.
Volverían si pudieran,
si mejor las cosas fueran.
Echan a tantos de menos...

Hablar de amplitud de miras,
de espíritu aventurero,
de exterior movilidad,
es palmaria falsedad,
es deleznable y rastrero,
¡es ametrallar mentiras!

  22 de diciembre de 2016



Los que más me gustaron de esta sesión fueron:

· El primero de Clara Escrivá.
· Mi cuerpo, de María José.
· El de Victoriana sobre su abuela.
· El soneto de loa a la mujer de Francisco Rodríguez.

Un cámara de Tele K grabó toda la sesión para Generacción Poetika (Generacción PK). Me dijo que colgaría las intervenciones. Si dentro de unos días las encuentro, las enlazaré.

1 comentario:

  1. La ministra de Trabajo, Fátima Báñez, define la salida de los jóvenes que van a trabajar fuera de su país como “movilidad exterior”. ¿Alguien con dos dedos de frente puede pensar que nos gusta que nuestros hijos estén a 12.000 kilómetros de distancia? ¿No se da cuenta que si nuestros hijos tuvieran trabajo con una remuneración decente, que les permitiese independizarse, mantenerse y formar un hogar, no emigrarían a la otra punta del mundo recién terminados sus estudios? ¿Teniendo, además, que pasar por la tristeza, en muchos casos, de estar solos, enfermar y hasta morir solos, sin su familia? ¿Con la angustia de los padres cada vez que te dicen que se encuentran mal y no puedes hacer nada? ¿Cómo alguien puede llamar a la disgregación familiar “movilidad exterior”? Me siento herida y triste.

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