DOCTRINA
Feminismo liberal:
no se ha visto cosa igual.
Nadie sabe de qué va
ni a qué demonios está,
si defiende a las mujeres
o las manda a sus quehaceres.
De la manga la ha sacado
el partido anaranjado
para vergüenzas tapar,
confundir y despistar.
Puestos a inventos extraños
que le reduzcan los daños
en la electoral contienda,
propongo, para que aprenda,
comunismo identitario,
capitalismo incendiario,
socialismo adulterado,
fascismo deslavazado,
caradurismo cambiario
y ocultismo reaccionario.
6 de marzo de 2019
En un difícil ejercicio de imaginación, pensad, primero, que llevo una coleta hasta la mitad de la espalda, y luego, más difícil todavía, que estoy reflexionando.
POSIBILIDAD I
Podemos liarla
parda y complicarla
si nos empeñamos
en hacer de amos.
Es indomeñable,
lábil e inestable
un ayuntamiento
con una alcaldesa
a quien no interesa
soplar en mi viento.
Se ha visto que sobra
cualquier maniobra
para en corto atarla;
es mejor dejarla
montar chiringuitos
que pegarle gritos.
No prendamos fuego.
Que nada sospeche.
Que votos coseche
y veremos luego.
Ya está muy mayor
y cualquier disgusto
nos provoca un susto
del tipo peor.
16 de noviembre de 2018
— ¡Viva Manuela! —grita un espectador entusiasta.
— ¡Viva! —responde el recitador.
Y por último:
ECUANIMIDAD
Soy un poeta imparcial,
pues atizo por igual
a la izquierda y la derecha,
la certeza y la sospecha,
a los tirios y troyanos,
los virus y los humanos,
a los rojos y a los negros,
a los yernos y a los suegros,
taxistas y conductores,
mayordomos y señores.
Decidme dónde hay dos bandos
y ya me iré preparando
diatribas sin distinción.
¡Es mi triste condición!
Con semejante manía,
imposible de quitarme,
que no os extrañe encontrarme
molido a palos un día.
16 de febrero de 2019
De este micro abierto me gustaron especialmente:
- Mr Tambourine Man, de Bob Dylan, interpretada por Izan; y
- Fui tan feliz, de Marta Plumilla.
Albert Rivera quiso hacerse el listo: él y los suyos dijeron que son feministas pero liberales. Ninguna mujer sabría decir qué diablos significaba eso. Harriet Taylor, que fue liberal y la primera mujer que se atrevió a reivindicar la igualdad de derechos entre los sexos, se debió de remover en su tumba al oír semejante mamarrachada.
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