Buenas noches y muchas gracias por venir. Dejo para el sorteo uno de mis poemas  secretos. Impreso, pero firmado de mi puño y letra. Ceñido con una cinta del color del oleaje.
Dentro de la serie de obras que estoy regalando, hoy La interpretación de los sueños, de Sigmund Freud, Luego daré una clase práctica. Para corporeizarla, este desestructurado collar de ese rojo.
El domingo 19 de octubre de 2025 soñé que me encontraba en un terreno baldío y ocre, de tierra sin vegetación, parecido a las franjas entre trincheras enemigas de la Primera Guerra Mundial. Llano, pero salpicado de grandes hoyos no muy profundos, como agujeros de obús. Algunos estaban llenos de agua. En la orilla de uno, con el cuerpo sumergido por debajo de la cintura, había una persona.
Me acerqué. Estaba desnuda. Su piel tenía un tono rojo, como desollado. La reconocí:
“¡Almudena!", grité.
La tomé en brazos y me la llevé a cuestas, gritando varias veces su nombre, a un lugar donde la atenderían. Pareció recuperarse: cuando había recorrido unos doscientos metros, se rió. En el trayecto le había salido un pelo marrón de longitud media.
El sueño se interpreta como mi deseo de sacar a una compañera de su senda autodestructiva. No parece que lo vaya a conseguir.
Y para terminar un poema por cuyo título algunos adivinarán ya de qué va, y los demás lo averiguarán seguidamente.
      GABELA 
Estamos sufriendo usura
con la tasa de basura.
Cualquiera comprende esto:
si fusionas dos impuestos 
y uno lo has de separar,
el otro debe bajar.
Pero no ha disminuido.
Así la carga ha subido
a un abusivo nivel,
máxime teniendo en cuenta 
la suciedad purulenta
que devora el oropel.
  27 de octubre de 2025
De este micro abierto me gustó especialmente la canción Tic tac, de Maya, y el Padre nuestro.
 

 










































