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jueves, 23 de septiembre de 2021

Nostalgia / Destroyer II / Enseñanza

Buenas tardes y muchas gracias por venir. Dejo para el sorteo uno de mis poemas secretos, firmado de mi puño y letra y, para corporeizar el tercer poema, un tambor y un rosario de meditación tibetanos. El tambor se utiliza así: se hace girar el palo entre las palmas de las manos y los pedúnculos golpean el parche. El rosario es más complicado. 

Sobre la pandemia.

 
      NOSTALGIA

Hubo un tiempo, ya lejano,
en que el otro era tu hermano,
no el potencial portador
de un virus devastador;
no una amenaza con patas
ni una enfermedad que mata.
En que se daban abrazos;
que se tocaba la gente;
que no era un acto demente
intentar estrechar lazos.

Que no eran tantas las prisas.
Que se veían sonrisas.
Que en los pueblos las visitas
eran muy bien acogidas,
no a pedradas recibidas,
como algo que tanto irrita.

Todo nos fue arrebatado
por el maléfico hado.
Imposible calcular
cuánto esto podrá durar.

  12 de abril de 2020



Sobre una amiga, aunque no lo parezca.

  DESTROYER II

Esa mano pecadora
que rompe la lavadora
no se conforma con ello,
y quiere dejar su sello
de terror y destrucción,
torpeza y desolación,
en otros infortunados
objetos inanimados.

¡Ay del que quede a su alcance!
¡Ay de aquel sobre el que lance
su mirada promisoria
de desastre sin memoria!

Para tratar un pestillo
en una puerta atascada
le ha dado por el martillo,
herramienta inadecuada,
pues, ¿sabéis lo que le pasa?
¡Tan solo requiere grasa!

  18 de abril de 2020

Ayer mismo me llamó para decirme que ahora se había cargado un magnífico flexómetro, y pedirme que lo reparara.

 

Un angustiado joven tibetano se dirige a su lama, quien le responde en los dos últimos versos.

     ENSEÑANZA

—Maestro, ardo de coraje:
acabo de descubrir
que nos vamos a morir,
que emprenderemos el viaje
sin saber hora y lugar,
que nos ha de acompañar
solo el silencio vacío.
Que todo esfuerzo es baldío:
nada lo puede parar.

Que no tengo alma inmortal,
que todo lo que he pecado
jamás será castigado
en la corte celestial.

Que no resucitaré:
el día que yo me vaya,
que cruce la fatal raya,
para siempre yo me iré.

Que no hay infierno ni cielo.
Quien de los santos me hablaba
y a los ángeles loaba
me estaba tomando el pelo.

¡Gran orfebre del pensar,
pozo de sabiduría,
por tu inmensa nombradía
hoy te vengo a mendigar
algo que pueda calmar
a mi mente confundida,
agitada y malherida
por tan gigantesca afrenta!

—Hijo mío de mi vida,
¿no te habías dado cuenta?

  4 de marzo de 2017

De este micro abierto me gustaron especialmente:

  • Demolición, de Una
  • A un par de amigos, de Noriega
  • Tú y yo, de Antonio

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