— Buenas noches y muchas gracias por venir. Empiezo con uno romanticón, para no perder la falta de costumbre. ¡Y en eneasílabos, nada menos!
* La marca de jamones es Sánchez Romero Carvajal.
MIRADAQuiero que tus ojos me sigan.
Quiero que sinceros me digan
si volver a verme desean,
si el edén o el averno crean.
Que su azul me sonría amable.
Que su magia me eche algún cable.
Que no duerma pensando en ellos,
pues jamás los hallé tan bellos.
Quiero que me abracen el alma,
que se lleven presa mi calma
a perderse en esas regiones
que la rompen en mil jirones.
Quiero que me pongan cadenas.
que disuelvan mis pobres penas
en su mar de sándalo y oro.
Quiero que me canten a coro
odas a la luz que agoniza,
entre nubarrones de tiza.
¡Basta de poesía barata!
¡Pido una respuesta inmediata!
5 de agosto de 2017
Este otro surgió en mi cabeza cuando volvía a casa hace algunas semanas tras ver en el cine una película fabulosa que habían estrenado hace poco.
CULMEN
Hasta el siglo diez
el hombre corriente
podía experimentar la maravilla
un par de veces en su vida,
delante de una hermosa puesta de sol,
si la dura jornada
le había dejado fuerzas, ánimo y tiempo
para contemplarla.
Más adelante,
cuando se construyeron las catedrales,
con sus techumbres elevadas a las nubes,
sus coloreados vitrales
y sus coros de querubines,
el habitante de las grandes ciudades
podía sentir la maravilla
todos los domingos,
durante al menos un año,
hasta que la reiteración
desgastara la novedad.
En el S. XIX,
con el abandono de las religiones,
la popularidad de los museos
y la difusión de las orquestas,
aumentaron las posiblidades de extasiarse.
En nuestra centuria,
con la realidad virtual,
la música electrónica,
los haces láser,
las fractales,
y el cine liberado de la imagen real
y abierto a la imaginación más calenturienta,
estas posibilidades se han disparado.
En una hora
podemos volar más alto que diez águilas,
sumergirnos más profundo que cien tiburones,
galopar más kilómetros que mil caballos.
Demos gracias a la ciencia
por este regalo inconmensurable.
19 de septiembre de 2017
Y por último, no sé por qué a Miguel Martínez le preguntan qué va a pasar el próximo domingo en Cataluña si no lo sabe. A mí, que lo sé tanto que he escrito un poemario al respecto, «El proceso y tentetieso», nunca me preguntan.
¿Dónde están las urnas, matarile, rile, rile?
¿Dónde están las urnas, matarile Puigdemont?
¡Chim-pón!
No se han podido instalar, matarile, rile, rile.
No se han podido instalar, matarile Puigdemont.
¡Chim-pón!
Echaste un pulso al Estado, matarile, rile, rile.
Echaste un pulso al Estado
y te ha dado un revolcón.
¡Chim-pón!
Dime lo que harás ahora, matarile, rile, rile.
Una idea salvadora
es pirarse a reacción.
¡Chim-pón!
21 de septiembre de 2017
De esta sesión me gustaron
- los del poeta invitado, Carlos Salem, en plena forma;
- el tercero de Dashma Coco sobre la adicción al móvil;
- Llamada internacional de Miguel Martínez; y
- el segundo y tercero de Roberto Martín.