— Buenas noches y muchas gracias por venir. Aunque explicara el primero tampoco se entendería, de modo que allá va.
REPRIMENDA
¿Cómo podéis hablar de versos como espadas,
veloces y tajantes, fulmíneas y afiladas,
si se arrastran sin fuerza sobre el rudo terreno,
si no llaman al rayo ni convocan al trueno?
¿Cómo os atreveréis a descorrer los velos
que desde hace milenios nos ocultan los cielos,
si la robusta mano que agarrarlos osara
languideció esperando que alguien la llamara?
¿Y cómo salvaréis el alma de las cosas,
el fuego de la vida, la esencia de las rosas,
de la ola gigantesca que arrasa cuanto toca
sin escuchar los ruegos de la más sabia boca?
6 de febrero de 2017
¿Se ha entendido?
[el público niega con un silencio asombrado]
OS LO DIJE
Cuando Daniel Romero
se empeña con espero
en que algo no se entienda,
mejor si ni se intenta.
Este que escribí en 2014 sí se comprenderá. Sobre el caso Nóos.
IMPUTACIÓN
A ver si canta la Infanta.
A ver si somos iguales
y no vuelven a emplearse
mil artimañas legales.
A ver si el fiscal acusa
en vez de obstaculizar
que la muy noble presunta
hable en sede judicial.
A ver si sube la cuesta
y no entra por del juzgado
el garaje. ¿Quién apuesta?
Se verá decepcionado.
A ver si se hace justicia,
se aclara lo que ha pasado,
se castiga la codicia,
se devuelve lo robado.
A ver si estoy en lo cierto:
esas clases de merengue
en empresas algo raras
le van a salir más caras
que una epidemia de dengue.
A ver si sueño despierto...
17 de enero de 2014
Y por último ¿alguien se ha enterado de la explosión en la central nuclear de Flamanville?
[silencio]
Ese es el problema. Ocurrió el pasado 9 de febrero. Como siempre que hablo de algo, en mi blog, Discursos a los diablos, tenéis el enlace a la noticia. Estalló un reactor y cinco personas resultaron intoxicadas, pero no salió en ningún sitio. Y eso teniendo en cuenta que los problemas en las centrales nucleares francesas han hecho que la luz de enero haya sido la más cara de la historia. Este lo escribí hace un año a raíz de graves deficiencias halladas en Almaraz.
BAJO CONTROL
Hallaron cinco inspectores
de centrales nucleares
defectos en los motores
de unos refrigeradores.
En su informe concluyeron,
reflejaron, advirtieron
que no había garantía
de que, si un infausto día
se volviera necesario,
perentorio, prioritario
enfriar el reactor
y evitar daño mayor,
el sistema respondiera
como calculado hubiera
el hábil diseñador.
Y entonces vino el Consejo
de Seguridad Nuclear,
no la tarea a alabar,
sino con el truco viejo
de que ha hecho el titular
de la central en cuestión
actuaciones necesarias,
no una sola, sino varias,
para que sea segura,
limpia de pecado y pura
la atómica operación.
El líder de Extremadura,
Gullermo Fernández Vara,
ha salido a dar la cara,
porque la planta se ubica
en esa comunidad.
«A ver si alguno me explica
qué pasa aquí realmente,
pues respondo ante la gente
y no encuentro de recibo
la incertidumbre en que vivo
por tamaña opacidad.»
4 de febrero de 2016
— Esta noche —se asombra Pepe Ramos— hemos aprendido cómo funciona una central nuclear. Increíble: venimos borrachos y nos vamos sabios.
— Yo he creído —se atreve Miguel Martínez, ya terminada la sesión, fuera de micro— entender tu primer poema. Trata de tres tipos de poetas: los exquisitos, los épicos y los que hacen poesía social ¿no?
— Pues no. En realidad es una crítica a la poesía grandilocuente empleando esa misma grandilocuencia. Por eso es tan difícil de entender: porque se mete con su propia esencia. Y la ola gigantesca es el tiempo, que todo lo arrasa, sin escuchar la voz del poeta.