[empieza a recitar de memoria]
En mi gran desierto
eres lluvia fresca....
[ saca su móvil del bolsillo y busca algo en él]
Perdón. Voy a empezar mejor por este otro. Es un salvapoemas. Su propósito es salvar a otros poemas de la ruina.
HAMBRE
La dichosa hambre,
la maldita hambre,
la asesina de millones de africanos,
la camarada de la Victoria, la Guerra y la Muerte
sobre los caballos del Apocalipsis,
al igual que ellas,
es femenina.
Como el agua,
como el águila,
como el aura,
como el alma.
Y anteponerles a ella
o a cualquiera de sus compañeras
en la adversidad de la pronunciación
un adjetivo en masculino
arruina cualquier poema.
8 de agosto de 2012
[guarda el móvil]
Ahora otro de título un poco raro, pero que el poema ya explica:
[extiende los brazos horizontalmente, como si intentara guardar el equilibrio]
FUNÁMBULO
Recitar un poema de memoria
es como caminar por el alambre:
con el primer verso
sales de la plataforma
y empiezas a pisar
una cuerda floja
hecha de unas pocas palabras.
Porque no ves todas
las que tienes delante;
solo las del verso en que estás
y las del siguiente.
Las posteriores van apareciendo,
mágicamente,
con cada paso.
O no.
De ahí la zozobra,
el vértigo,
el sentirse a punto de caer,
el peso que oprime el pecho,
el corazón que se acelera.
Pero si consigues llegar
a la plataforma de destino
sentirás que, verdaderamente,
ha merecido la pena.
17 de febrero de 2014
La pintada dice "Quiero caminar por encima de tu pelo
hasta llegar al ombligo de tu oreja".
Y ahora, el que os quería recitar en primer lugar. Dadme un segundo para acordarme... Sí.
DISONANCIA
En mi cielo negro
colocas estrellas.
En mi gran desierto
eres lluvia fresca.
En mi pobre casa,
la copa de oro.
A mi angustia diaria
le brindas reposo.
En la cuesta arriba
mis piernas impulsas.
Y hacia mis orillas
de roca desnuda,
que naufraga y hiere,
donde nada crece,
tu bajel empujas
para rescatarme
de mis soledades.
17 de febrero de 2014
De esta sesión, los poemas que más me gustaron fueron los de Ruth, De otro mono (Carlos Salem) y Los seres intocables, de Enrique Falcón.
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