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miércoles, 8 de enero de 2025

Regalos / Ritmo II / Implacable

Buenas tardes y muchas gracias por venir. Dejo para el sorteo uno de mis poemas  secretos. Impreso, pero firmado de mi puño y letra. Ceñido con una cinta del color de la miel. Y para corporeizar el primer poema este bonito mecano, con herramientas e instrucciones. Por favor, que solo lo pida quien tenga la paciencia de desmontarlo y se lo vaya a regalar a una niña o un niño de siete a once años al que le vaya a gustar..

  REGALOS

Dice un cliente exigente
de la tienda al dependiente:

«Un billetero
de caballero,
que sea negro,
todo de cuero.

Una corbata
de hilo de plata,
que luzca mucho y
salga barata.

Perfume caro,
profundo y raro,
que vuelva inútil
buscar amparo.

Muchos juguetes,
y me los metes,
sin estropearlos,
en diez paquetes.

Que muchos tiernos
niños eternos
ansiosos quieren
apretar pernos
de los mecanos,
peinar muñecas
con suaves manos,
entrar derechos
en los arcanos
de ese misterio
que es la alegría
de un solo día
en que se olvida
todo lo malo
que trae la vida»

  6 de diciembre de 2014


 Este es el único de los más de mil cuatrocientos poemas que he escrito que, además de recitarse, se baila. Se dirige a un niño. Para disfrutarlo más, dad cuerda a vuestro niño interior.

   RITMO II

Uno, dos y tres:
mueve así los pies.
Uno, dos y tres:
así, como ves.

Muévelos deprisa,
que no te entre risa,
que vuelen ligeros,
como dos jilgueros,
como dos halcones
o dos gorriones.

Como las coletas
de esa pizpireta
niña que te gusta
y también te asusta
porque desconoces
qué son esas voces
que en tu pecho gritan:
«¡Ay, si me la quitan...!»

  8 de diciembre de 2014


Y por último, en recuerdo de las recientes fiestas.

     IMPLACABLE

Plon, plon, plon, plon:
voy devorando el turrón.
Plon, plon, plon, plon,
sin pausa ni distracción.

Poco a poco va cayendo
en fauces que voy abriendo
con cadencia inexorable
y apetito inexplicable:
¿cómo puedo no saciarme?
¿cómo puedo no estragarme?
¿cómo puede estar tan bueno,
de tantos sabores lleno,
el primer trozo que tomo
como el vigésimonono?

¿Cómo no se oye una queja
de los otros comensales
por las ganas colosales
que se acaban la bandeja?

Ha mucho que se han rendido:
probaron un pedacito
y su estómago ahíto
se declaró ya vencido.

Yo sigo firme en la brecha,
aprovechando la fecha,
pues solo una vez al año
disfruto el placer extraño
de esta dulce sinfonía,
de este néctar y ambrosía.
Y no me pidáis parar
hasta que logre dejar
completamente vacía
la fuente de este manjar.

  10 de enero de 2015

De este micro abierto me gustaron especialmente las dos canciones de Pablo Bermejo.